diumenge, 18 de novembre del 2007

[ ¿casualidad? ]



...le llaman casualidad,
cuando no supe agradecerle sus manos tibias
y el silencio se tiñó de gris,
cuando subimos escupiendo al otro
y el Sr. Acabar de apellido Conelhambre se hace quimera.

... le llaman casualidad,
cuando la lluvia se entrega
musicando nuestras tardes de mayo,
cuando el tren partió a las cinco
y llegaste a la cinco y un minuto.

...le llaman casualidad,
cuando perdí los zapatos,
el camino me besó con sus secretos
y aprendí.

Sólo sé
que por decidir una madrugada,
de casualidad,
que ya no te amaba,
aun sigues aquí adentro.

[Fragmento de: "El faro de todos los días"]



- Me gusta este baile- dijo ella

-No està mal, pero es un poco raro...

-No más que tú.

-Yo no soy raro; son las cosas que se vuelven raras.

-¿El amor, quieres decir?

-Supongo que sí...

-¿Por qué no lo aceptas? Admite que el amor es esto, algo tan simple como un movimiento...

-No te líes, cariño. Lo del Amor es un cuento

-Pues cuéntame otro antres de dormir.



Autora: Magda Bandera

dissabte, 3 de novembre del 2007

[Programa largo a 60º]



Los ojos se descubren como espejos donde asomarse y contemplar tranquilamente el crujir de los tejados de la ciudad. El sol se despide bailando por la fachada a ritmo perezoso.

Como cada lunes, Nicaria tiene la ropa tendida en el balcón: los trapos que quitaron polvo de cobardía, calcetines con sudor a pasos apresurados, la toalla que arropó sus relatos inventados para endulzar la realidad y las sábanas que transpiraron las locuras más caprichosas.

Como cada lunes, Nicaria tiene la ropa tendida en el balcón: siempre impecable y con olor a hierbabuena.

diumenge, 28 d’octubre del 2007

[Diálogo]


- T: ¡Píntame bailando!

- A: Arte, amor
camino, destino

- T: ¿qué te debo?

- A: Volver


(...volví)

[Subiendo desde abajo, bajando desde arriba]





...subes al peldaño más alto:
equilibrio del desorden
hormigas precipitadas en sus pasos

...bajas al peldaño más bajo:

un niño y su bicicleta
la tienda de infusiones abierta.

Subes y no estás abajo,
bajas y no estás arriba,
siempre falta perspectiva

para juzgar sin hojas al viento.

dissabte, 27 d’octubre del 2007

[Inevitablemente blanco]


M está sentado sobre los recuerdos de P en medio del pinar. No hay luna ni sombras. La impotencia le llena por dentro como la oscuridad de la noche. ¿ Por qué no supo expresarle a P todo lo que le hizo sentir aquella tarde de hojas secas?
(silencio)
La noche se despide perezosa y P mañana parte. Todos los pensamientos se vuelven cenizas y se precipitan en el eco del abismo. Desiste. Respira profundamente. Vuelve a respirar. Decide irse. Se levanta fijando la mirada al horizonte y al girar dirección a casa, de pronto, una pared blanca le corta el camino. Ingenuamente vuelve a girarse esperando una respuesta del viento, pero sólo encuentra otra pared blanca
(su pared)
El tiempo avanza... o quizás no.

[En el parpadeo de una vela]


En el parpadeo de una vela
-debilidad del cambio-
pueden abrazarse escandalosamente
realidad e ilusión,
fluyendo por el extravío mental
de meandros de barro
Admirar el íntimo deterioro del mito
sin huir,
sin culpables,
desnudando las formas
que no resolvimos en el orgasmo

En el parpadeo de una vela
-debilidad del cambio-
puedo confesar en voz alta:
todo es nada
lo que quedó
ya se fue